jueves, 20 de noviembre de 2014

Sin título, sin planes, sin... todo. Que surja, lo que menos pensemos.

Me encanta caminar en la soledad de la mañana, sonriendo al sol y cantando al son de mis pasos. Hay cosas que se disfrutan mejor solo, ¿ me estaré volviendo antisocial?, de todos modos dudo que ha nadie le importe si sigo sonriendo sola, si sigo perdiéndome entre las páginas de un libro. 


Mientras el resto del mundo sigue el paso del tiempo, yo seguiré mis propios pasos. Próxima trayectoria: hacia donde me lleven mis pies, ¿ por qué no ? las mejores cosas no están planeadas.

¿ Amor ?

Siempre hablan del amor, de un amor eterno, doloroso y agobiante; pero realmente no se que significa el amor. Me paro a mirar como otros demuestran ese ''amor'' que a mi parecer es más relación que amor, y no se que decir o pensar. Hasta ahora creía que el amor era ser capaz de morir por la persona que quieres, pero me equivocaba; hoy descubrí que el amor es más vivir por alguien que morir.

Y así, como niña,curiosa por descubrirlo; intento saber más de ese amor, para algún día saber identificarlo. Pese a ello, nunca acabo con detalles concretos y me confundo con mucha facilidad.

Dicen que cuando aparezca el amor, lo sabré; pero se me hace un tanto imposible, pues hasta ahora nunca lo he visto y tengo miedo a no saber reconocerlo.

lunes, 17 de noviembre de 2014

¿ Cara o cruz ?



Hay veces en las que quiero cerrar mis ojos, momentos en los que mis piernas duelen a cada paso que doy, ocasiones en las que se me parte el corazón y circunstancias de las cuales querría olvidarme. Pero también esas tantas veces, me doy cuenta de que si cerrara mis ojos no podría ver lo que me deparará el futuro; que si me detuviera, no podría llegar a ver el final de mi historia; que si dejara de doler, no sería amor; y si olvidara, jamás aprendería. Así es la vida para mí, una moneda de dos caras que juega conmigo a gran escala, un momento de dolor y otro de amor, una sonrisa y una lágrima. 

Entonces, dime vida:  ¿ Esta vez, fue cara o cruz ?

jueves, 16 de octubre de 2014

''Dudas, ¿ quién no las tiene?. Aparecen cuando más confiados estamos, volviendo nuestras ideas, sueños y esperanzas; papeles arrugados con los que jugar al baloncesto.''

Frase de un día como otro cualquiera en el que el tiempo se convierte en clases y las clases en perdida de tiempo.


domingo, 28 de septiembre de 2014

What is love?

Hay días en los que el viento silencia el mundo y acalla mi corazón, en los que mi piel se vuelve fría y sombría. Días que comienzan con un adiós y un hasta nunca. ¿Por qué nunca?, si siempre han habido primeras veces para todo; ¿por qué adiós?, si haces que me vaya y vuelva antes de poder acabar si quiera de hablar. 

Y así es como juegas, como te encojes haciéndome grande y después creces volviéndome pequeña, como me susurras hablando de amor mientras que por dentro de mueres de dolor, como me haces olvidar para luego hacerme sentir mal. 

Un juego que comienza pero nunca acaba, una partida destinada a fallar, pues se trata de amar. Destinados a vivir sin destino, a pasar de la nada al todo como quien salta a la última página de un libro buscando un final y encuentra el principio.

lunes, 22 de septiembre de 2014

Dieciocho

¿Cuándo llega el momento más importante de tu vida? Creo que es cuando cumples dieciocho, esos dieciocho años eternamente esperados que desembocan hacia tu futuro. Elegir que harás con tu vida, donde lo harás, como lo harás; son unas de las miles de cosas que tienes que decidir cuando comienza la cuenta atrás. Muchas veces esos añorados dieciocho se vuelven detestables, odiosos o incluso nos pueden llegar a atormentar. La sensación de que todo aquello que planeaste ocurrirá en breve te pone en una situación de nerviosismo un tanto irremediable, pues no sabes si ocurrirá todo como lo esperabas, si será verdad todo aquello que soñabas…

Y así es, se acercan mis 18 años y la cuenta atrás me está matando a ratos. Entonces ¿qué hago? Me pregunto a mí misma mientras un grito de desesperación se va al abismo; y a la única conclusión a la que llego es que todo dependerá de lo que pasará en este año. Y no quiero pensarlo, no quiero llorar y tampoco darlo por olvidado; quiero centrarme en lo que no he hecho hasta ahora; en dar lo mejor de mí, el último esfuerzo. Pese a ello, día a día pareciera que mis queridos profesores se ponen de acuerdo a atormentarte recordándotelo con una mera y simple sigla, ‘’PAU’’.

Deseadme lo mejor, porque la suerte, no me acompañara en tan corto viaje.

domingo, 21 de septiembre de 2014

- Alas -



Mil y una veces he odio hablar de las alas, alas de aves que surcan el cielo, de insectos que van de flor en flor y de ángeles que viven en el. También, muchas de esas veces he querido ser como ellos, extender mis alas y explorar la inmensa realidad que me rodea. Alas de plumas,de libertad , de imaginación o incluso de palabras; con el tiempo descubrí, que cada una de ellas pueden ser mis alas.






jueves, 11 de septiembre de 2014

~ A través de los sueños ( Continuación II) ~

-Veo que no eres de por aquí… bienvenida a el mundo de los sueños, mi nombre es Hanniel -me sonrió y se inclinó hacia mí- estás herida, será mejor que vengas conmigo-dijo recogiéndome del suelo entre sus brazos.
-¿Qué…? ¡¿Qué haces?! ¡Suéltame! ¡Estoy bien, puedo andar sola!-
-Está bien, está bien… si tu lo dices-dijo dejándome en el suelo de nuevo- pero será mejor que nos apresuremos, llegarán pronto-.
-¿Qui…Quiénes? -.
-Pronto lo sabrás, pues ya habrán olido la…- se detuvo y suspiro para sus adentro- sangre-.

Comenzamos a acelerar el paso, pero su velocidad era muchísimo mayor a la mía. Apenas podía seguirlo con la vista.

-Espera, que yo no soy tan ráp…- sin poder acabar la frase me detuve en seco.
-¿Qué haces? ¿No piensas correr? ¿O prefieres que te lleve yo?- dijo gritándome a un par de metros de distancia.

Mi cuerpo estaba paralizado y ni de mi boca salían las palabras que quería gritar. Estaba rodeada de una especie de ardillas gigantes cubiertas con un pelaje espeso de color rojizo. Mire el rostro de una de ellas buscando encontrarme con sus ojos, pero para mí horror no tenían. Sus cuencas estaban vacías, y sus asquerosos dientes, que oscilaban entre un color amarillento y marrón llenos de restos de lo que hubiera sido su última comida; chirriaban emitiendo un sonido ensordecedor. Intenté tapar mis oídos pero pronto sus garras una a una se acercaban a mí con una velocidad con la podrían decapitar un elefante en segundos. Cerré mis ojos, no sabía que estaba ocurriendo y el miedo se aferraba a mi; decidí prepararme para la peor.

-Te dije que llegarían pronto- le oí decir antes de escucharlas chillar como locas al ritmo de golpes.

Abrí mis ojos con temor a que le hubiera ocurrido algo y contemplé aquel inmortal escenario en el cual tres de ellas estaban revolcándose por el suelo heridas mientras las otras dos aún no se habían rendido. Hanniel tenía las manos manchada de un rojo granate; la cuestión del asunto era a quién pertenecía toda aquella sangre. Mientras vi que se disponía a librarse de una de ellas, note que estaba en peligro, pues la otra ardilla se las había apañado para poder atacarle por detrás y marcar un par de zarpazos en su espalda. Busqué a mí alrededor algún objeto o rama con la que poder golpearla y di con un palo de bastante anchura, corrí y le di en la cabeza. El palo se había partido en dos al colisionar con su cráneo y ahora a quien prestaba toda su atención era a mí. Retrocedí como por acto reflejo mientras ella intentaba acercarse a mí.

La idea de que me pusiera sus zarpas encima no me agradaba mucho, así que corrí intentando evitar que me alcanzara pero no contaba que fuera tan rápida. Sentía que la tenia detrás y no estaba equivocada, sus zarpas me alcanzaron y caí rodando por el suelo. La vi venir, vi mi sangre y sentí como el dolor me sofocaba; pero ni mi mente resistió. Cerré mis ojos aturdida mientras ya mi cuerpo no reaccionaba; mi último pensamiento, ¿sería este el fin?.

lunes, 8 de septiembre de 2014

- Maldito reloj persistente -

Tick tack, tick tack,
Las horas pasan sin cesar... ¿Acaso nunca vas a parar?
Me atormenta escucharte, pero aun más no verte.

Para mi, tú que marcas mi tiempo, mi fin y comienzo;
no eres más que un recuerdo, de lo rápido que se acabó el ayer,
 de cuan cerca esta el futuro y lo mal vivido que tengo  mi presente.
¡Maldito reloj persistente!

miércoles, 13 de agosto de 2014

Léeme

Hola, si estás leyendo esto... Gracias, de veras; siento que si al menos hay una persona en el mundo que lo lea soy feliz. Ya que estás aquí te explicare algo curioso de mi, ¿ sabes las historias que escribo y todo lo que tengo aquí ? cada cierto tiempo lo releo, releo cada una de mis palabras una y otra vez... ¿ por qué ? por que es mi forma de experimentar lo que escribo, volviendo a vivir aquellos sentimientos ( preguntándome que fue  lo que me movió a tenerlos )  antes era míos y ahora de las palabras, aunque... siendo sincera, muchas veces me cuesta creer que son mis propias palabras, he llegado a leer incluso cosas mías aun más viejas y sorprenderme porque si no fuera por esas palabras impresas en viejas libretas de curso, nunca ... pero nunca... hubiera llegado hasta aquí, y lo peor es que esas palabras las olvide, olvide mis sentimientos, mi forma de ser ... y no comprendo como era antes, extraño, ¿no crees ? aveces siento que mis propias palabras no son mías, si no de alguien que vivió tiempo atrás y se parecía mucho a mí... y que mis recuerdos son sus recuerdos.
He aquí algunas de las frases que se perdieron en el tiempo:

''Siento que el mundo es tan inmenso y mis pies tan pequeños...''

''Siempre han habido momentos en los que me gustaría correr, correr muy lejos, hasta que mis fuerzas se acaben y mis lagrimas se borren. Pero mi cuerpo me lo impide, me impide rendirme e irme..''

Y miles más permanecen escondidas entre los folios del pasado.
No espero que comprendas, solo que me conozcas un poco, así sentiré que si algún día pierdo mis recuerdos podré recuperarlos.

-Gracias por tu atención-

Atentamente: Mi pensamiento presente y en un futuro mi recuerdo.

lunes, 11 de agosto de 2014

Pensamientos



Sinceramente, creo que mi mente
es una extraña explosión
de pensamientos llenos de ilusión
cuyo principal fundamento 
es la creatividad en cada momento
y cuya base es su finalidad
la de ayudarme a desconectar 
de un mundo en el que matar
es más fácil que amar.

sábado, 9 de agosto de 2014

A través de los sueños ( continuación )



Tiempo después, desperté algo aturdida, la noche ya había caído y el frío invadía la playa. Me incorporé y contemplé el cielo, era hermoso; hacía tanto que no lo miraba. Veía brillar la luna en su esplendor, reflejándose en el mar como un espejo a otro mundo; las estrellas iluminando cada rincón del cielo, como guías en la noche.


-A veces, me pregunto si habrá algún lugar en el que la luna brille siempre...-.


De pronto, mi estomagó comenzó a rugir, así que me dirigí de vuelta a casa por el camino que levemente alumbraba el cielo con su brillo.


Al llegar a casa volví a subir por el árbol, la ventana estaba cerrada.


-Alex, Alex.-Dije tocando a la ventana.


Se asomó y la abrió para mí.


-¿Han preguntado por mí?- Dije una vez dentro.


-No, tranquila-Se acerco y cerro la ventana- ¿eso que oigo es tu estómago?-.


-Ehhh...-dije tapando mi vientre como si así consiguiera amortiguar el sonido de mis tripas rugiendo-.


-Ve a comer, que tu estómago ya habla por ti-Dijo sonriéndome.


-¡Voy!- Me descalcé y dirigí hacía la puerta.


-No hagas mucho ruido, que apenas están durmiendo-.


Abrí la puerta lo más sigilósamente posible y me dirigí como ninja hacia la cocina; mi querido tesoro me esperaba allí. Una vez en frente de él, lo abrí con la ilusión con la que un niño espera un regalo por navidad, pero para mi sorpresa; dentro solo había una olla llena de potaje, los restos de kimbap de ayer, algunas que otras verduras y queso. Al parecer discutiendo se habían olvidado incluso de hacer la compra, pues normalmente mi querido amigo está lleno a rebozar.


Rompí unas hojas de lechuga, saqué mis tomatitos cherry y el queso dispuesta a hacerme un sándwich, así que me puse a buscar el pan, pero no quedaban ni las migas.


-Miércoles, ¿cómo puede ser que ni pan halla?- susurré enfadada.


Guardé todo en su sitio y me dirigí a la habitación cual zombi en busca de cerebros.


-Aleeex…-dije lloriqueando- ¿no tendrás algo de comer por ahí guardado?


Metió su mano bajo la almohada y sacó un paquete de papas.


-¿Te sirve esto?- dijo lanzándomelo y volviéndose a tumbar en su cama.


-¡Siii!-cogí el paquete al vuelo, y en un abrir y cerrar de ojos me lo acabé.


Ya saciada y cansada, decidí tumbarme en mi cama tal cual estaba, pues eran las doce la noche y ya no valía la pena cambiarme. A pesar de la siesta seguía teniendo sueño. Decidí rendirme y dejar que mis parpados descansaran.


Al poco rato volví a abrir los ojos, pero lo que vi no parecía ser ni de cerca mi habitación.






Miré a mis alrededores, en busca de algo familiar o alguna pista de que estaba pasando, pero lo único que descubrí es que lo que veía estaba lejos de la realidad en la que vivía. Árboles de diversos tamaños y colores me rodeaban por doquier, apenas ponía ver el cielo teñido de un violenta brillante en el que lo único que se veía eran nubes de una tonalidad amarillenta que parecían moverse a su antojo entorpeciendo el vuelo de algunas criaturillas que no lograba identificar.


De pronto, sentí que la inquietante mirada de alguien se posaba en mí; un escalofrío recorrió mi cuerpo así que fue entonces cuando decidí que debía salir por patas. Exhalé una última bocanada de aire y salí corriendo, corrí y corrí, mi corazón se estaba desbordando, pues entre los árboles veía una sombra que me seguía a una velocidad inimaginable. Empecé a sentir que mis piernas me temblaban, no podía controlarlas. Saqué fuerzas de donde no me quedaban para poder continuar, pero tropecé con la raíz de uno de los troncos y mi cuerpo se derrumbó contra el suelo. Las piedras rozaron mi piel resquebrajándola mientras intentaba proteger mi rostro de la caída.


Abrí mis ojos y contemplé mis manos algo magulladas, no les tome importancia e intenté ponerme de pie; el dolor me lo impidió. Mi pantalón estaba roto y una de mis rodillas estaba sangrando, así me quede inmóvil en el suelo mientras la sombra que antes me seguía se paraba frente a mí.


-¿Estás bien?-dijo extendiéndome su mano.


-No es nada- dije levantando mi vista.


Ante mi había un chico unos centímetros más alto que yo, cuyos ojos azul celeste me miraban fijamente;, llevaba algunos recipientes parecidos a pócimas atados a su cinturón y un arco y unas flechas a su espalda. Pude contemplar su cuerpo lleno de cicatrices, pues no llevaba camisa, solo un pantalón y una capucha que cubría su frente y enmarcaba aún más su mirada.





-¿Quién eres y ... dónde estoy ? -.

martes, 8 de julio de 2014

Una noche

En noches como esta, en las que mi mente y mi cuerpo aún no llegan a su límite; me tumbo en mi cama con la luz apagada, dejando penetrar por la ventana la dulce brisa nocturna que me envuelve de pies a cabeza. Cierro mis ojos a ratos y escucho el sonido de la vida que me hace alejarme de la monotonía; los grillos cantando, las ranas croando, el suave viento entre las ramas y alguna que otra ave nocturna hacen este ambiente el idóneo para mi mente. Mi cuerpo se relaja y mis deditos alumbrados por la densa luz de mi teléfono móvil se dedican a escribir todo esto con sumo detalle en un intento de expresarme y recordar este momento en un futuro en el que ya no pueda permanecer aquí.

Mi vista se cansa entre palabras así que aquí fue; justo en esta frase, donde decidí irme a dormir.


domingo, 6 de julio de 2014

~Microcuento~




Era una noche fría de septiembre cuando los días parecían teñirse grises y en los que las calles se encontraban vacías. Uno de esos días, como si de otro cualquiera se tratase, alguien merodeaba haciendo resonar en el silencio el eco de sus pisadas. Las farolas que tintineaban refulgentes, habían perdido su luz y la oscuridad asomaba de esquina a esquina dejando ocultas las sombras de misterio que atemorizan con frecuencia aquellos niños que aun creen en fantasías.


Tras un paso en falso aquella sombra que se ocultaba entre las tinieblas de la noche se tropezó, haciendo inevitable su caída contra la fría cera. Entonces, de su rostro comenzaron a brotar lágrimas de desconsuelo. Una tras otra caían perdiéndose en su cuello, volviéndola humana; mas nadie había que la contemplara, pues la oscuridad todo invadía. En sus ojos solo había miedo y en su piel el tacto frío de la soledad. Sus lagrimas con el tiempo cesaron, y al fin sus ojos se abrieron. Fue entonces cuando pudo entender por fin el sentido de todo aquel largo camino. Postrada en el suelo fue capaz de ver lo que hasta ahora había sido incapaz, y comprendió el sentido de aquella frase que su abuela siempre le decía. "Quien no ha vivido en la oscuridad nunca sabrá como brillas las estrellas, mas quien las ha visto comprenderá el valor de todas ellas."

A través de los sueños ( Mi primer comienzo con un libro )

-Alex…- susurré- ¿cuánto tiempo más esperaremos por ti?-. Pasé mi mano por su frente, quitando algunos mechones de pelo que caían hasta sus ojos. Su cabello había oscurecido, y ya casi no conservaba su brillo; su rostro, pese a los años, seguía siendo el mismo.


- Mamá y papá aun no pierden la esperanza, así que por favor, vuelve pronto…-.


Coloqué el ramo de flores que había comprado de camino al hospital en el jarrón de siempre, para intentar dar un poco de color a esa habitación tan lúgubre en la que transcurrió el tiempo desde aquel incidente.


-Ya han pasado ocho años, ocho malditos años en los que no he conseguido hacer nada para volver a verte de vuelta, pero no me rendiré ahora-.


Besé su frente y fruncí mi puño, pronto seria su cumpleaños y deseaba poder ver al menos una vez más aquella dulce sonrisa con la que me tranquilizaba en momentos como estos.


Cogí mi bolso y me dirigí hacia la puerta, prometiéndome a mi misma que aún no me rendiría y lo traería de vuelta.










24 de Octubre del 2006






-No quiero saber nada más te ti, ¡estoy harta! Coge tus cosas y lárgate…-


Papá y mamá discutían de nuevo, y esta vez parecía ser la definitiva. Alex y yo nos encerramos en nuestra habitación, como de costumbre; pues odiábamos estar presentes cuando comenzaban a discutir.


-¿Crees que se divorciaran?-.Dije apenada, pues ya hacían varios meses que discutían.


-No lo sé…-. Dijo mientras desviaba mi mirada.


El tiempo me transcurría más lento que nunca, necesitaba un respiro.


-Si preguntan por mi diles que salí a tomar un poco el aire, necesito desconectar - le dije mientras cogía mi bolso y salía por la ventana.


Vivimos en el 2do piso, y desde que nuestros padres pelean usamos el árbol de la ventana como escalera; esta vez no iba a ser una excepción. Una vez fuera seguí caminando en dirección recta por la calle vecina sin rumbo alguno, hasta que llegue a una playa desértica en las que las gaviotas peleaban unas con otras por un pedazo de pescado mientras los últimos rayos de sol surcaban los cielos.





- Agh – suspiré- ¿siempre será la misma historia? Desearía que las cosas cambiaran, al menos por una vez-. Me dije a mi misma mientras me tumbaba en las cálidas arenas de la playa, dejando que la brisa me acurrucara como a un niño.


--------------------------------------Continuará-----------------------------

- Micro final alternativo de ''Ruido de cañerias'' para la octava Edición de la Novela Negra Arona 2014 -

Ellen me miraba curiosa, noté una chispa en sus ojos que me recordaban a su madre.


-Papá, ¿cómo acabó la historia? ¿Intentó matarte?


- Querida, no apresures las cosas, todo a su tiempo – bebí un trago más de aquel vat 69 que me traía tantos recuerdos.


No he podido olvidar aún aquel día y a veces siento como si no hubiera transcurrido el tiempo. La última vez que la vi, la tarde de un maldito viernes 13 de agosto; un número, que parecía traer más que mala suerte. Valentina, mi querida y añorada Valentina, ¿dónde estarás ahora?, ¿me odiarás por siempre? Ni yo consigo perdonármelo.


Aquella tarde, había quedado con ella; ansiaba el momento de poder volver a verla, caer en sus suaves y dulces brazos para olvidar todo aquel mal trago.


Las 8 de la tarde, los últimos rayos de sol invadían las calles y una suave brisa soplaba de esquina a esquina. Recuerdo salir con prisa, pues llegaba un poco tarde y para mi torpeza, me había tropezado al pisar las ligas.


-¡Mierda!- fue lo único que alcancé a decir antes de que mi cara se estampara contra el suelo.


Me levanté algo aturdido, quizás del golpe o de aquel último trago que había tomado antes de salir de casa. Deseaba que Valentina no se diera cuenta, me había echado el bote de colonia para intentar disimular el ligero olor a alcohol; aunque por dentro me reía, sabía que finalmente lo notaría. Me sacudí la ropa, en un intento de limpiarme, y note la calle vacía. Me parecía extraño que a esas horas no hubiera ni un alma, así que busqué a mí alrededor con la vaga idea de encontrar a alguien. Di con un coche a varios metros más atrás, en el había dos tipos; uno con una barba pronunciada que le llegaba hasta el cuello y los ojos ocultos tras un par de gafas; y el otro, un tipo algo bajito, con unos bíceps que dejaban con la boca abierta a todo el que le viera. Entonces, tuve un mal presentimiento y seguí mi camino.


Cuando me encontré ya a bastante distancia, me volví a girar para asegurarme de perderlos de vista, pero seguían allí, y esta vez no era casualidad. Observé como uno se bajaba del coche; no tenía pinta de querer hablar. Cogió una botella de whisky que encontró por la calle y la partió contra la pared.


- Perfecta para rajarme – pensé.


Imaginaba que alguien habría decidido que era más conveniente librarse de mí a que siga por ahí. No lo pensé dos veces y salí por patas, y al parecer ellos tampoco, porque ya oía el ruido del motor acercándose cada vez más y más a mí.


No tenía mucho tiempo para evitar acabar muerto, así que saque fuerzas para seguir corriendo. Mi cuerpo no resistiría mucho, necesitaba perderlos. Giré a la derecha en el primer callejón y seguí corriendo; por suerte este era demasiado pequeño para que pudieran pasar con el coche, y por suerte para ellos también, no sería tan difícil atraparme, de eso ya me había encargado yo; no había salida.


Atrapado, como un completo gilipollas, no sabía ni como había acabado allí. Busque a mí alrededor, en cada rincón, pero nada, ni una salida. Me volvía loco por momentos.


-Este es mi fin- pensé- se acabó lo que se daba.


Ya se oían los pasos que marcaban mi muerte.


-Uno, dos, tres -. Contaba los segundos que transcurrían- cuatro, cinco- ya estaban casi allí.


Justo en ese momento, como si la suerte por fin se decidiera a sonreírme, vi relucir una moneda de cincuenta céntimos al lado de la alcantarilla y se me ocurrió una idea.


Cuando por fin llegaron, los tipejos comenzaron a buscarme.


-Es imposible que haya escapado, tiene que estar por aquí, escondido en algún lado-. Había dicho el barbudo, y comenzaron a revolver todo el callejón, buscar en la basura, detrás de los restos de una casa demolida y otros tantos lugares, pero no daban conmigo.


Pensé que había transcurrido todo el peligro, pero los sentí más cerca que nunca, estaban encima. Un solo movimiento en falso y se darían cuenta de mi existencia.


Fue entonces cuando mi móvil comenzó a sonar; lo extraño es que el sonido no venía de mi pantalón ni tampoco de alguna zona de la alcantarilla. Palpe mis bolsillos, comprobando si aún lo tenía encima y evidentemente, no di con él, se me había caído del bolsillo al bajar al alcantarillado, e imaginaba que quien llamaba era ni más ni menos que Valentina. Todo parecía volver a complicarse.


Recogieron el móvil del suelo y respondieron a la llamada activando el altavoz. Fue así como volví a oír la dulce voz de Valentina. Esta vez enfadada, pues llegaba tarde.


-Atila, ¿dónde te has metido? Llevo rato esperándote, espero que no te hayas metido en problemas – problemas, era justo lo que tenía.


-Tranquila, está con nosotros, si deseas despedirte ven pronto, porque si tardas demasiado… no volverás a tener oportunidad de verlo- colgaron y se rieron entre ellos.


Quizás si no hubiera perdido el móvil ella nunca se habría metido en esto, pero también podría haberme dado por muerto en ese mismo momento. Lo único que puedo decir es que sigo vivo. Y si, me arrepiento de lo que ocurrió después, día tras día lo recuerdo y nunca he llegado a perdonarme. Mientras viva, no volveré a cometer el mismo error, lo prometo; y también prometo que no desenterraré aquel pasado que acabó cambiando el rumbo de mi vida.


-Hija mía – besé su frente- quizás algún día pueda acabar de contarte la historia, pero de momento es algo que es mejor que quede en el pasado.


-Amor mío, Ellen, ya está lista la cena, ¿venís?-.


-¡Sí mamá! Ahora vamos-.


Cogí mi vaso y me dirigí a la cocina. Maydo estaba sacando el pollo del horno, lo colocó sobre la mesa y me susurró.


-¿Estás bien? Te noto un poco pálido-.


-Sí, no te preocupes – le sonreí intentando tranquilizarla.


Nunca nadie supo nada al respecto, aquel era un secreto que me guardaría hasta el día de mi muerte.